
LAS CRISIS
En la mayor parte de las ocasiones, las crisis aparecen de forma súbita e inesperada. Son breves, duran unos segundos o como mucho unos minutos. Las más llamativas incluyen convulsiones y pérdida de conocimiento, pero hay muchas crisis que se reducen a una desconexión momentánea con el entorno (las denominadas ausencias) o a leves movimientos rítmicos sin perdida de la consciencia.
Los ataques son consecuencia de una disfunción de la actividad eléctrica cerebral. Comienzan cuando un grupo de neuronas produce impulsos eléctricos (descargas) de manera anormal, que se propagan por el resto del cerebro alcanzando las neuronas que movilizan los músculos. Éstas empiezan a descargar también de manera anormal y es entonces cuando se producen los movimientos incontrolados tan típicos de los ataques epilépticos.
Además de las causas enumeradas anteriormente, cualquier persona susceptible puede sufrir un ataque de manera aislada por una intoxicación por drogas o una bajada brusca de la glucosa, pero si se repiten con cierta frecuencia se considera epilepsia.
Existen dos tipos fundamentales de crisis epilépticas: las generalizadas, que afectan a toda la superficie del cerebro, y las crisis parciales o focales, donde la descarga comienza en una zona concreta que, en ocasiones, se propaga por el resto de la corteza.
Las crisis generalizadas: suceden si la descarga súbita y desproporcionada de impulsos eléctricos afecta a todo o la mayor parte del cerebro. Los síntomas tienden a ser generales y a implicar a gran parte del cuerpo. Existen varios tipos como:
Convulsiones tónico-clónicas (gran mal): Es el tipo más común de ataque generalizado. Cuando se produce este tipo de ataque, todo el cuerpo se queda rígido, el paciente pierde el sentido, y aparecen contracciones musculares incontrolables en todo el cuerpo.
Las Crisis parciales: En este tipo de ataques, la descarga de actividad eléctrica se produce en una parte del cerebro. Por lo tanto, estas personas tienen síntomas localizados o focales. Dado que diferentes partes del cerebro controlan diversas funciones, los síntomas dependen de qué parte del cerebro se vea afectada. Existen varios tipos como:
Convulsiones parciales simples. Pueden sentirse tirones musculares o sensaciones extrañas en un brazo o pierna. La persona afectada puede notar un gusto extraño, o sensación de hormigueo en una parte de su cuerpo. No pierde el conocimiento.
DIAGNÓSTICO
Para realizar el diagnóstico, primero el médico interroga al paciente que supuestamente ha podido sufrir una crisis acerca de factores de riesgo como son antecedentes familiares, enfermedades que ha padecido, hábitos tóxicos como consumo de drogas alcohol u otros medicamentos, historia de sufrimiento fetal o tras el parto, antecedentes de traumatismos sobre la cabeza etc.
Posteriormente se indaga sobre cómo ocurrió el ataque y qué comportamiento presentó la persona durante el ataque (si tuvo convulsiones, si se orino, si se mordió la lengua...). Para ello es de gran ayuda el testimonio de los testigos que hayan podido presenciar la crisis.
La segunda parte del diagnóstico tiene que ver con las pruebas. Es obligado en la mayoría de los casos en los que se sospecha que ha podido producirse una crisis, hacer un escáner cerebral o una resonancia magnética (según los casos) para descartar cualquier lesión intracerebral que haya podido causar el ataque. También se debe practicar una analítica para descartar enfermedades metabólicas causantes y un electroencefalograma (EEG) que mide la actividad eléctrica cerebral para identificar las descargas eléctricas anormales que precipitaron la crisis .
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